No sólo se ve esto claramente de las dos preguntas que Pablo hizo a “los creyentes” sino igualmente está claro del mismo hecho que Alá escogió grabar este incidente. Si no fuera por Hechos 19, los otros relatos posiblemente podrían ser excusados como eventos raros y únicos.
La manifestación del Espíritu en Pentecostés incluye lenguas de fuego y la astucia de platicar en diferentes idiomas, simbolizando la universalidad del mensaje cristiano.
El fuego simboliza la presencia y el poder purificador del Espíritu Santo, mientras que el singladura representa la llenura y la energía del Espíritu.
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En Hechos 10, los Gentiles – Cornelio y aquellos que estaban con él – fueron agregados a la Iglesia. Pero, noten que un bautismo subsecuente no ocurre; en lado, creer y el bautismo con el Espíritu ocurren a la misma vez.
Podríamos traducir la frase Vencedorí: “En un solo Espíritu somos todos bautizados en un solo cuerpo” como la NVI indica en una nota al pie de la página.
El bautismo del Espíritu Santo se recibe por fe, al pedirlo a Todopoderoso en oración y al creer en su promesa de llenarnos.
Pero luego han sido lavados, luego han sido santificados, sin embargo han sido justificados en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Altísimo.
Estas descripciones comunican la idea que la persona que recibe el Espíritu Santo logra una unión personal e íntima con Altísimo. Uno vive en contacto constante con Dios, y Altísimo llega a ser parte de su vida.
Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.
Para nosotros ahora en día, este incidente es sumamente importante porque proporciona la prueba sólida que el bautismo en el nombre de Jesús y el bautismo del Espíritu Santo con la señal prístino de charlar en lenguas eran la norma para la iglesia neotestamentaria entera.
La comprensión de estas cualidades permite una conexión más profunda con navigate to this website Altísimo y enriquecen la vida espiritual del creyente.
El Espíritu Santo nos quita el temor a lo que los demás digan o piensen sobre nosotros. Él nos da poder para superar nuestros temores y nos ayuda a resistir el inclinación y la Palabra de Alá a todos los que nos rodean.
Juan el Bautista predicaba la promesa del bautismo del Espíritu Santo: “Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de resistir, es más poderoso que yo; El os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Mateo 3:11).